Sólo con detenerte a escuchar lo que dice tu voz interior serás capaz de empezar a tomar consciencia de cual es tu cometido. Ésta, en la mayoría de ocasiones, será abstracta, difusa, borrosa. No tienes de qué preocuparte, significa que estás completamente sano y que tienes un mundo entero por descubrir. La buena noticia es que acabas de dar el primer paso.
Con los tiempos que corren resulta difícil pararse a pensar, ¿verdad?
Las cosas cambian a tal velocidad que, con semejante inercia, da más vértigo parar que seguir acelerando. De hecho, cuando decidimos detenernos, difícilmente escuchamos algo.
Es ahí donde muchos sacamos la precipitada conclusión de que «dentro» no hay nada. Pero, si no hay nada, ¿por qué sentimos vértigo al hacerlo?
Te diré por qué: Da la sensación de que no nos va a gustar lo que podamos encontrar.
De esta manera nos resulta más fácil mirar hacia fuera y así no tener que enfrentarnos a la crudeza de sentir que no estamos haciendo caso a nuestros sueños.
Aunque de lo que realmente no somos conscientes es de que cuanto más tardemos en mirar más tendremos que «enderezar».
Si vamos por la vida a «salto de mata» sucede que estamos dejando las cosas completamente al azar. Y, piénsalo bien, si aún planeando las cosas, siempre hay que rectificar, ¿qué probabilidades hay de que llegemos a «buen puerto» si ni siquiera estamos cogiendo el timón?
Pensamos que planificar es una pérdida de tiempo, cuando lo que realmente nos hace perder el tiempo es una falta de visión clara, una ausencia de planificación. De hecho, fijándonos a pequeña escala, si unos minutos de planificación cada mañana pueden marcar la diferencia de tu día significativamente, imagínate teniendo una visión clara a largo plazo.
Sin embargo, lo que suele suceder es que, por no querer «perder» esos minutos de planificación, acabamos echando por la borda muchas de las demás horas consumidas por tareas que pueden ser urgentes —emails, llamadas telefónicas, reuniones— pero no importantes. Tener una visión clara te ayudará a diferenciar lo importante de lo «urgente pero irrelevante».
Pero, qué es esta visión
Esta visión no es más que la aspiración mayor que podemos lograr con nuestro propósito. Es ese sueño u objetivo que sientes que te encantaría ver hecho realidad. Y lo mejor de todo: es inmenso.
Pero no todo el mundo se atreve a imaginarse algo grande. Sólo los y las loc@s.
Básicamente, se nos suele hacer una montaña pensar en todo lo que tendremos que conseguir para que eso suceda. Además de las pocas probabilidades que percibimos de conseguirlo y las muchísimas de perecer en cualquiera de los «infinitos» escalones intermedios…
Por ello, aunque sea sólo ahora, detente por un instante. Mira a tu alrededor y pregúntate: ¿Cuántas cosas de las que te rodean existirían si no hubieran «loc@s» por ahí sueltos? ¿Qué sería del aparato que estás usando para consumir este contenido? ¿O de la electricidad que lo alimenta?
Para reducirlo a lo más simple: ¿Qué sería de nosotros sin siquiera un lenguaje para comunicarnos?
La buena noticia
Es@s «loc@s» no son tan «diferentes» de ti y de mí. Ell@s también tienen incertidumbre a cerca de lo que crean; de la posibilidad de materializarlo; de si el cansancio podrá con ell@s y fracasarán antes de conseguirlo… O si lo conseguirán pero, aún así, su aportación no dejará de ser será un fracaso.
Lo único que realmente l@s diferencia de la inmensa mayoría es su compromiso con el resultado. Su persistencia ganadora. Su certeza de que no pararán hasta conseguirlo con las últimas consecuencias.
Así que, hazte un favor y háznoslo a tod@s: empieza a darle forma a tu visión.
Cómo ver tu visión
Es algo tan sencillo que parece insultante. No se trata, ni más ni menos, que de seguir los siguientes pasos:
1. Déjate llevar por la imaginación
De todo lo que te divierte, ¿qué es eso por lo que pagarías —o ya estás pagando— por hacer y que aporta valor a los demás?
2. Acéptalo
En serio. La mayoría de nuestros sueños son asesinados con nuestras propias manos. Así que, por muy descabellado que parezca, te propongo que, en lugar de aniquilarlo antes de que se forme el embrión, empieces a alimentarlo y a quererlo para que crezca y se desarrolle fuerte y poderoso.
Una ves más vuelve a mirar a tu alrededor. ¿Eres consciente de la cantidad de nuevas formas de ganarse la vida que han surgido en la última década?
Youtubers, Videogamers, Blogeros, Programadores de Apps…
¿Y eres consciente de las que están desapareciendo… PARA SIEMPRE?
No estamos en una época de cambios, estamos en un cambio de época. Ahora más que nunca, tus sueños están a tu alcance.
3. Hazla escalable
Haz que esa visión pueda ser compartida por cuantos más, mejor.
Para ello tienes que pensar muy en grande y en cómo beneficiar a todo aquel que forme parte de tu Visión.
Lo mejor es que no necesita ser algo muy concreto y definido. Tan sólo tiene que ser un boceto tangible que te permita empezar.
4. Empieza
Ahora sólo te queda emprender acción. Ejecuta tu Misión. Será la propia ejecución la que te permitirá ir puliendo el carbón hasta sacar el diamante que se encuentra en su interior.
Si quieres seguir empapándote de los pilares que conforman tu Área de Influencia, continúa con los artículos Propósito y Misión.
Soy Ray Havana, gracias por tu visita y que tomes excelentes decisiones.